“Vivamos la milicia del cristianismo con buen humor

de guerrillero, no con hosquedad de guarnición sitiada”.

Nicolás Gómez Dávila

“Estoy inaugurando en la Argentina la literatura anticlericalosa. En todos los países católicos existe y aquí es una vergüenza. Los eclesiásticos, como toda sociedad humana, tienen sus defectos, abusos y ridiculeces y si no existe un contraveneno, el córrigo-ridendo-mores, campan con todos sus respetos, como una murga cualquiera”.

Padre Leonardo Castellani


viernes, 17 de abril de 2015

La Parábola del Buen Modernista





Iniciando el “Año de la Misericordia” convocado por Francisco, compartimos con nuestros lectores esta bonita parábola de la actualidad actual, intitulada “La Parábola del buen argentino”, también conocida como

“Parábola del buen modernista”

Una congregación religiosa católica, muy afecta a las tradiciones, se encontró con salteadores, que la marginaron de la Iglesia. Quedó con heridas, magulladuras y estigmas por todas partes. Pasó un Papa, le sonrió, le dio una aspirina, y siguió de largo. Pasó otra gente, se burló de ella llamándola cismática, y siguió de largo. Pero aunque ella clamaba sedienta por ser reconocida, nadie la socorría. Entonces, un argentino que andaba caminando por las periferias existenciales, la vio allí tirada, y no lo dudó. La ayudó a levantarse, pidiéndole a las autoridades que la dejaran vivir en paz, que no la excluyeran ni la discriminaran más pues era parte de la Iglesia. Luego de hacer que la reconociesen como tal, la llevó a su amigo posadero Poli, y se la entregó, diciéndole: “Ahora te la encargo a vos, misericordiala un poco, haceme la gauchada. Y de paso le enseñás todo lo que tiene que saber sobre el ecumenismo, la libertad religiosa, el novus ordo y demás cosas del concilio. No queremos que le vuelva a pasar lo mismo que antes, que por salirse del camino termine golpeada y maltrecha. Creo que con lo que sufrió ya aprendió bastante. Por los gastos no te preocupés, yo banco todo”.

Así fue como el buen argentino, Francisco, mostró la piedad modernista en nuestros días. Como él, todos debemos balconear la vida, para encontrar al desdichado tradicionalista a quien primerear, para que todos seamos uno.



Misericordiae Vultus

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